"Llegó una vez -como había ocurrido antes tantas otras- en que me encontré saliendo de una inconsciencia total con un primer sentimiento débil e indefinido de mi existencia. Lentamente - a paso de tortuga- se acercó la tímida aurora del día psíquico. Un torpe malestar, un sufrimiento apático de sordo dolor. Ni inquietud, ni esperanza, ni esfuerzo. Tras de un largo intervalo, un zumbido en los oídos; tras un lapso mayor aún, una punzante u hormigueante sensación en las extremidades; después, un período que me pareció eterno de plácida quietud, durante el cual los sentimientos se despiertan y luchan por transformarse en pensamiento; luego, una breve y nueva zambullida en la nada; después, una repentina vuelta a la vida.[...] Y entonces, el primer esfuerzo por pensar. Y entonces, un éxito parcial y desvanecedor. Y entonces, la memoria que ha recobrado su dominio para que, en cierta medida, tenga yo conciencia de mi estado. Siento que no me despierto de un sueño ordinario. Recuerdo que soy propenso a la catalepsia. Y a la postre, como por el oleaje de un océano, mi espíritu estremecido es arrollado por el horrendo peligro, por la única, espectral y predominante idea. [...] Ya no podía dudar por más tiempo de que reposaba dentro de un ataúd para la eternidad."
Lo que acaban de leer es un fragmento del cuento "El enterramiento prematuro" de Edgar Allan Poe. Quería tenerlo entre mis entradas, porque amo la forma de escribir que tiene este señor, y porque es un deleite total leerlo. Un abrazo enorme a todos los que visitan mi blog, mil gracias por pasarse siempre.
Melanie
Me ha encantado este trocito de Poe. La verdad es que no he leído ese cuento, pero desde luego me han entrado muchas ganas de hacerlo.
ResponderEliminarUn saludo, Melanie.
PD: Yo también estudio Psicología!
Brindo por nuestra amistad y quiero que sepas que estoy muy feliz de tenerte entre mis amigos bloggeros.
ResponderEliminarMuchas gracias por un año más a mi lado.
Felices fiestas!